Esta técnica es similar a la anterior hasta la fase de laboratorio, donde la fecundación se realiza por medio de la "microinyección intracitoplasmática del espermatozoide" o en inglés “Intracytoplasmic Sperm Injection” (ICSI).
La microinyección se realizará en los ovocitos que presenten una maduración correcta (el 80% aproximadamente), es decir, aquellos que se encuentren en estadío de Metafase II. Para ello hemos de liberarlos de las células que los rodean. A este proceso se le conoce como “denudación”.
Mediante un micromanipulador realizaremos la microinyección espermática. El microinyector consta de un microscopio invertido (con el que podemos observar los ovocitos y los espermatozoides con hasta 400 aumentos) y de unos brazos microinyectores. Con uno de ellos se sujeta el ovocito al microinyector mediante succión, y con el otro brazo hidráulico se captura el espermatozoide y se introduce en el ovocito, facilitando así la fecundación.
Posteriormente los ovocitos microinyectados se mantienen en unas condiciones lo más parecidas a las fisiológicas. Esto se consigue manteniendo los ovocitos en un incubador, con una temperatura estable de 37º C y 6% de CO2, hasta comprobar su fecundación 16-18 horas tras la microinyección.
Transcurridos dos o tres días (día +2 ó +3) desde la fecundación se realizará la transferencia de los preembriones al interior del útero, y en el caso de que existan preembriones supernumerarios, estos se pueden criopreservar para realizar otra transferencia, evitando así someterse de nuevo a una estimulación.
En ambas técnicas, en el caso de que obtengamos preembriones supernumerarios, estos se pueden mantener en “cultivo prolongado” hasta el estadio de blastocisto expandido, realizando la transferencia en día +5 o +6, permitiéndonos una mejor selección embrionaria, y por lo tanto un mayor número de embarazos.